14 ene 2013

Es curioso pero ese chico no me gustaba para nada. Físicamente no era mi tipo y no tenia nada en su personalidad, en su forma de ser que me atrajera. Pero algo me llamaba la atención y era el hecho de que yo  si le gustaba, y al parecer mucho. Pensaba en el, pero no en la forma que seguro le gustaría sino como si el fuera un ratón y yo un gato. Era una presa, mi presa, y estaba completamente expuesta. Podía ver su corazón desde lejos, era una persona que había bajado sus barreras y lo había hecho para mi, solo tenia que alargar la mano un poco y luego apretar con fuerza, vería su corazón romperse.
Lo que me gusto desde ese momento y me atrajo fuertemente fue darme cuenta que tenia el poder, el total y absoluto poder del juego, un juego que yo había inventado. Mi juego, mis reglas.
Debería sentir un poco de pena por el, por lo que voy a hacerle. Debería, pero por alguna razón soy incapaz. No puedo apartar la vista del objetivo final. Estoy sintiéndome bien con lo que hago, muy bien, estoy pasándomela genial.
Algo se ha puesto en funcionamiento dentro de mi y ya no puede parar.

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